Buenos Aires, Viernes, 22 de Noviembre de 2024

Fábricas Recuperadas: Cooperativa de Trabajo Frigorífico Torgelón

Por: Alejandro Hoerth

FÁBRICAS RECUPERADAS

 

La Cooperativa de Trabajo Frigorífico Torgelón, ubicada en el barrio Villa Gral. Mitre, sobre la Av .Tte .Gral. Donato Álvarez entre Gaona y Cnel. Apolinario Figueroa, es un emblema de la lucha y la capacidad de los trabajadores para administrar una empresa que fue “vaciada” y “quebrada” por sus dueños. Una experiencia que cuestiona la idea que el “mercado” lo resuelve todo, y que valoriza la intervención y la protección del estado en defensa de los sectores más vulnerables.

 

Corría el año 1923, a poco más de una década de festejar el centenario, dos familias, Torres y Gelonch, deciden aunar esfuerzos y fundan una empresa que comenzó a funcionar como una empresa de estirpe: el frigorífico Torgelón, hoy Cooperativa de Trabajo Frigorífico Torgelón.

 

Desde sus sencillos orígenes, trabajando en el barrio llegó a tener una expansión muy significativa, llegando su marca a evidenciar una participación importante dentro del mercado, llegando inclusive a exportar a países limítrofes.

 

A partir del fallecimiento de los propietarios originarios, los herederos se hacen cargo y, a partir del 2000, tras el cambio gerencial, comienza un período de decadencia sostenida e irracional que culmina con el vaciamiento y la posterior quiebra de la empresa.

 

De a poco, deudas mediante, fueron enajenando los vehículos del reparto, después las maquinarias que no estaban en uso y luego, con la crisis o quizás fuese más exacto decir que con la excusa de la crisis, vendieron casi todo.

 

De ciento treinta trabajadores que eran, a partir de una política de rebaja de costos laborales que comenzó con retiros voluntarios y con jubilaciones para quienes tenían más de 60 años (por estar encuadrados en un tipo de trabajo insalubre se podían jubilar a los 55 años), de a poco se fue reduciendo la planta de personal, hasta llegar a los sesenta y cinco que son en la actualidad.

 

Con la mercadería pasó algo similar. Había en el secadero cincuenta mil jamones, de reposición constante. Pero realizaron un negocio con las grandes cadenas de supermercados y sostenidamente los fueron vendiendo sin una lógica política de reposición para salvaguardar la continuidad de la empresa. Así, en 2007 no había más que cinco mil jamones, el diez por ciento de aquel stock permanente. En diciembre de ese año, la actividad de la empresa no resistió más presiones de proveedores y acreedores y se detuvo. En abril del año siguiente se desencadenó la inevitable crisis que culminó con la quiebra de la empresa, la ocupación de la fábrica y el inicio de la recuperación de la fuente laboral de parte de sus trabajadores.

 

Puerta Franca entrevistó con Luis Figueroa, presidente de la Comisión Directiva, quien nos cuenta:

 

-Estuvimos así hasta que se decretó la quiebra en abril de 2008. Al principio no sabíamos qué hacer, dónde apuntar. Los delegados contactaron al sindicato e informaron lo que estaba pasando. Pero nosotros no queríamos parar la producción. Así que conseguimos un poco de dinero y empezamos a trabajar. A partir de allí, nos contactamos con un abogado a través del padre de un compañero y con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y así empezó nuestra lucha que culminó con la expropiación y la creación de la Coooperativa.

 

¿Cómo funciona la Cooperativa?

 

- La Cooperativa funciona bajo la dirección de la comisión que presido, que cuenta con 7 miembros. Además del Presidente, un Tesorero y un Secretario, en quienes recaen las mayores responsabilidades, dos vocales, un síndico y un síndico suplente tienen a su cargo la comunicación con el resto de los socios, hoy sesenta y cinco.

 

El funcionamiento es muy democrático, nos manejamos con reuniones semanales y de común acuerdo estipulamos que todos los asociados cobramos el mismo salario, independientemente de la tarea desarrollada. Y, una vez por año, se reparten las utilidades en igual forma.

 

En esas reuniones verificamos el funcionamiento de la fábrica y rectificamos o ratificamos las medidas que se van tomando.

 

¿Y qué cambió desde que los trabajadores se hicieron cargo?

 

- En lo que a elaboración de productos se refiere, el funcionamiento es básicamente el mismo. Aunque teniendo nosotros el control sobre la elaboración ponemos mucha más atención al cuidado de la calidad de los productos, independientemente de la inspección constante del SENASA.

 

En el aspecto organizativo y comercial, debimos aprender aceleradamente a “administrar una empresa”, seguramente al igual que los fundadores, pero con muchas más urgencias y presiones.

 

El inicio fue duro, nos costó mucho demostrar nuestra honestidad y capacidad, tuvimos que cargar con casi diez años de mala gestión, muchos clientes fueron estafados, la marca había perdido todo su prestigio, pero con tiempo y esfuerzo lo logramos

 

¿Tienen algunas restricciones para funcionar?

 

- Indudablemente sí. Tenemos limitaciones desde el punto de vista legal que nos impiden comercializar con grandes firmas, porque no cumplimos los requisitos. Aunque para operar mayores volúmenes tendríamos que hacer aportes de capital, que obviamente no disponemos.

 

Como dije antes, tuvimos que remontar una muy mala imagen que dejó la administración anterior. Lo nuestro por ahora son algunas distribuidoras, almacenes, restoranes y obviamente el público que ya nos conoce y viene a comprar.

 

Ya que en tecnología no podemos invertir, nuestra posibilidad de competir no apunta, como decía, al volumen de producción para abaratar precios sino el cuidado extremo de la calidad. Es nuestro principio filosófico, por así decirlo. Sabemos que esto es valorado por nuestros clientes y lo cuidamos mucho.

 

A nosotros cualquier elaboración nos sale más cara que a muchos frigoríficos, pero nuestros productos son naturales. Por eso nos cuesta competir en el mercado que prioriza el precio, pero por otro lado somos valorados por la relación precio/calidad. Podemos decir que tenemos un mercado algo restringido en ese sentido.

 

¿Cuáles son las limitaciones legales?

 

- La Ley de Expropiación ya fue sancionada. Fundamentalmente, falta que el Gobierno de la Ciudad nos traspase el dominio, la marca, las habilitaciones. Pero los tiempos nuestros no son lo de ellos.

 

¿Qué apoyo han tenido en todo este proceso de recuperación de entidades financieras, del Estado y de otras fuerzas vivas?

 

- De bancos ninguno, a excepción del Banco Credicoop. El Banco Nación tiene muchas líneas para cooperativas, pero no cumplimos los requisitos. Y, lamentablemente, el organismo que se encarga de las cooperativas funciona con un presupuesto mínimo, viene con mucho retraso y nos deja flojos de papeles. 

 

Los legisladores porteños del Frente para la Victoria y de Proyecto Sur fueron los que mas ayudaron, también se acercaron otros bloques, de izquierda, radicales. Pero los dos primeros motorizaron la Ley de Expropiación, que fue votada por todos los legisladores. Aunque con los legisladores del oficialismo y con el propio Gobierno de la Ciudad no hemos tenido jamás un contacto.

 

Recién este año se votó en la Cámara de Diputados la Ley de Quiebras, que contempla la recuperación de empresas por parte de los trabajadores, y falta la otra media sanción en Senadores.

 

Fue un proceso complejo porque tanto el Estado nacional como el de la Ciudad van siempre por detrás de los acontecimientos. Es decir, legislan sobre situaciones que ya están planteadas de hecho. Todo se nos hizo difícil.

 

Quien nos prestó bastante atención fue el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que no solamente nos aseguró la provisión de carne, sobre todo durante el conflicto con las entidades del campo, sino que motorizó la Ley, cumpliendo el compromiso que había asumido con el movimiento de fábricas recuperadas que, como dije, ahora tiene media sanción. Pero somos optimistas,  lo peor ya pasó.

 

¿Cómo está el vínculo con los proveedores?

 

- Al principio tuvimos varios problemas. Todos nos querían cobrar a nosotros la deuda que habían dejado los ex dueños. Costó reconstruir esa relación, pero poco a poco fueron comprendiendo y pudimos volver a establecer una red de proveedores. Primero tenían mucha desconfianza, teníamos que pagar de contado, pero la confianza se fue restableciendo y al día de hoy los proveedores son prácticamente los mismos, aunque lógicamente  el volumen compras y de producción es menor.

 

 

 

¿Y con los clientes, comerciantes y consumidores?

 

- Nosotros sabíamos que nuestro fuerte pasaba por mantener la calidad de nuestras elaboraciones. Nuestros productos no son los más baratos, pero sí puedo asegurar que tienen una muy buena relación precio-calidad, son muy buenos. Son prácticamente naturales.

 

Hoy estamos tramitando la posibilidad que nos habiliten como productores de  manufacturas aptas para celíacos. Muchos chacinados que ahora se venden barato es porque se complementan con soja. De la soja que se comercializa internamente, una parte se destina a la industria del chacinado, y NO es nuestro caso.

 

Con muchos de nuestros clientes tenemos una relación de años, a algunos los pudimos mantener y a otros los fuimos recuperando a fuerza de demostrar que recuperamos la calidad.

 

Ahora estamos abriendo algunos mercados en el interior, por ejemplo, en Tierra del Fuego, San Martín de los Andes, Tucumán y también en Misiones. En esto nos dio una mano la TV Pública, que nos hizo un reportaje, y a partir de allí nos conocieron y algunas firmas se contactaron con nosotros y establecimos una relación comercial.

 

¿Y qué  productos elaboran?

 

- Nosotros elaboramos la longaniza calabresa, además de salamines picado grueso y fino, salame de milán, jamón crudo, jamón cocido, lomo ahumado así como también chorizos frescos de cerdo. Así que para todos los que hacen el asadito el fin de semana, ya saben los esperamos.