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Buenos Aires, Domingo, 24 de Noviembre de 2024 |
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por Silvia Wernicke Hacer un breve análisis de la pintura de Ernesto piñeyro es realmente difícil porque su arte está más allá de las simplificaciones. Dotado de una gran sensibilidad, su creatividad es muy especial y sabe extraer de cualquier motivo la causa inspiradora que lo lleva al deseo urgente de su plasmación, de ahí la diversidad de motivos que abarca en sus obras, logrando un efectismo que transciende la mera realidad para sumirse en ensoñaciones que tienen el poder de ser captadas por el espectador llevándole a estadios de vivencias muy especiales. Es el juego de las formas y un singular tratamiento de las mismas,llevándonos de lo geométrico y racional,a lo realista en un juego que personaliza sus obras, dotándolas de identidad propia; una de las metas de todo artista en el camino interminable de la perfección. Podríamos hablar de paisajes que gozan de una profundidad espacial; de escenas de la vida cotidiana, de aguas que inundan casas , sueños e ilusiones ,de luces insinuadas o de algo tan aparentemente sencillo como un paisaje campestre, pero que goza de un efectismo tan especial que sugiere dinamicidad propia en un sustrato espacio
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