Buenos Aires, Domingo, 1 de Diciembre de 2024

A la espera del Metrobus

Por Tamara Alvarez Brasil

Caminar por las calles de Buenos Aires en épocas previas a las elecciones ha sido, históricamente, un desafío: la cuenta regresiva que imponen las urnas parecen sacarle el polvo a los expedientes, sobre todo los relacionados con la vía pública, y los tractores, baldosas, pavimento y asfalto se dan pelea cual vedettes para ocupar las marquesinas de cordones y veredas, de pasajes, calles y avenidas.

Claro está que estas épocas no son la excepción y que a los trabajos en las líneas de subte y los cambios de dirección de varias calles y avenidas, entre otras cosas, la gestión del PRO encabezada por Mauricio Macri, se suma el inicio de las obras de lo que será próximamente el Metrobus: un nuevo sistema de transporte público que atravesará la ciudad de Buenos Aires desde Liniers hasta Palermo a lo largo de la avenida Juan B. Justo. Este sistema forma parte del denominado “Plan de Movilidad sustentable” llevado adelante por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que “tiene como objetivos la prioridad del transporte público, el ordenamiento del tránsito y la seguridad vial y la movilidad sustentable”, y ya fue implementado con éxito, dicen, en más de ciento cincuenta ciudades en el mundo.

El Metrobus se trata de un colectivo articulado (dos colectivos articulados por un fuelle) que circulará por carriles exclusivos y en línea recta, y tendrá veintiún estaciones ubicadas a una distancia de aproximadamente cuatrocientos metros una de la otra. El trayecto será realizado por las líneas 34 y 166, que son las que actualmente operan el recorrido por la avenida Juan B. Justo.

Según las autoridades porteñas, este sistema se piensa en función de los “grandes beneficios” que pueden obtenerse a partir del uso en una ciudad con las particularidades de la ciudad de Buenos Aires: su construcción toma menos tiempo que la construcción del subte, mejora el nivel de accesibilidad para personas con dificultades en su movilidad, ayuda al control y al ordenamiento del tránsito, los carriles exclusivos permiten reducir el tiempo del viaje, el sistema GPS con el que cuentan las unidades calcula la duración del recorrido, reduce el impacto ambiental al evitar frenar y acelerar constantemente. La cantidad de pasajeros que podrá transportar este colectivo articulado será más del doble de la que pueden llevar los colectivos comunes. La respuesta ante el por qué de la avenida Juan B. Justo para la realización de esta obra, resalta su geometría como la ideal en este sentido y, a la vez, la imposibilidad de la construcción de un subte debido al paso del arrollo Maldonado, entubado bajo su pavimento.

Pero por ahora, todas estas cuestiones son potenciales y se verán recién cuando se haga efectiva y concreta la implementación de este sistema de transporte. Desde octubre de 2010, cuando se dieron por inauguradas las obras de infraestructura del Metrobus, lo que sí se hicieron efectivas y concretas fueron las polémicas y las diferentes posiciones de los actores involucrados. Mientras las autoridades del Gobierno de la Ciudad inauguraron las obras con bombos y platillos, algunas voces de disconformidad al respecto se empiezan a oír, obviamente, siempre que se quiera escuchar.

La avenida Juan B. Justo era uno de los accesos, desde el oeste, con mayor fluidez vehicular: transporte de pasajeros, autos particulares, taxis y camiones de carga atraviesan día a día la Capital. Desde que comenzaron las obras del Metrobus en la avenida, circular por allí se transforma en un calvario de impensada duración. El carril del medio de la avenida, de ambas manos, está en plena construcción, por lo que quedan libres para la circulación dos carriles de una mano y un carril y medio de otra. Un viaje un colectivo desde Liniers hasta Palermo en el horario de mayor circulación de vehículos llevaba alrededor de media hora o cuarenta minutos. En estos días, ese tiempo lleva transitar veinte cuadras por la avenida. La pregunta que se hacen los pasajeros es si será real la reducción de tiempo que plantea la implementación del Metrobus, teniendo en cuenta también que hay otras líneas que recorren Juan B. Justo solo por algunas cuadras y que no circularán en los carriles exclusivos. Las opiniones de taxistas y conductores particulares que suelen recorrer la zona no se ubican del lado de las más alentadoras: algunos entienden que el nuevo sistema de transporte será de gran beneficio para la cantidad de personas que hacen uso de los colectivos diariamente, aunque reconocen que los perjudica de sobremanera por el reducido espacio que queda para la circulación del resto de los vehículos. Otros, quizás más escépticos, plantean que esto nomás que una cortina de humo y que las condiciones del tránsito no van a mejorar, más bien, van a empeorar ya que el espacio para la circulación de un número de vehículos que va en aumento es cada vez más reducido, sin tener en cuenta el espacio que se utiliza para el estacionamiento en ambas veredas y los horarios de carga y descarga de mercadería en los negocios que se encuentran sobre la avenida.

A los vecinos les preocupa en especial el impacto que se va a generar en las cabeceras, sobre todo en Liniers, en donde se realizarán las maniobras de estacionamiento, que el Metrobus sumará a las de todas las líneas que tienen su cabecera en ese barrio. El impacto ambiental y en el paisaje es algo que, afirman, no tuvieron en cuenta los impulsores del proyecto.

El paisaje de los barrios por los que pasa la avenida Juan B. Justo está cambiando: el tránsito repercute de manera directa en la circulación por otras calles otrora tranquilas, la avenida está atravesada por garitas fijas, los carriles mutan, cambian de colores y de direcciones. Más allá de esto, las promesas de inauguración del Metrobus se fijan para el mes de abril. Y allí veremos, entonces, cómo se redibujar el mapa porteño.